Viniste, y me acompañaste,
y compartiste conmigo
esos momentos divinos.
Juntos, pudimos mirar
y contemplar
la luna sonriente.
Mientras las estrellas lucían
ese brillante color
igual que diamantes en flor,
tú me miraste a los ojos
y me transmitiste tu cariño y tu calor.
Nos sentamos en la playa
y abrazados pudimos contemplar
el sol al amanecer
maravilloso sin par
cielo rojo espectacular.
Y así, cogidos de la mano,
sin hablar,
solo escuchando el mar,
y nuestros corazones
latiendo sin parar
mis labios en tu oído
acerqué y susurré
nunca había estado mejor
en otro lugar.
estel_blau 15-09-2006